dijous, 20 de desembre del 2018

ACTIVIDAD GRUPAL EN EL IES PATACONA


¿Qué se le puede decir a un adolescente con una historia familiar y de comportamiento difícil que, con la mirada perdida en un punto, tiembla de rabia y aguanta el odio y el llanto como puede, mientras espera fuera de la sala de profesores a ser expulsado de forma inminente? ¿Qué se le puede decir? Con esta escena empezamos Marivi y yo hace unos días una jornada de trabajo como integradoras de nuestra asociación Sembrant Camins en el IES de Patacona, centro que apuesta por disminuir la incidencia de estos casos desde la responsabilidad compartida.
Pues bien, ¿qué se le puede decir?
La urgencia del momento pedia sermonear claramente (a ver.. qué has hecho ahora?), pero fue tan fácil reconocer a un niño asustado al mirarle a los ojos que le dejamos hablar sin cortapisas y en total libertad. Todo un acierto.
Y así sin juicios le siguió, al obvio relato de los hechos, una cosa muy importante: la expresión de emociones negativas ante circunstancias personales que confirman la existencia de heridas profundas que ningún ser a tan corta edad debiera nunca experimentar. ¿Quién puede entonces atreverse a juzgar?


Nuestra conversación posterior a tres no tuvo desperdicio; se habló de responsabilidad ante los hechos en los que sí podemos influir, de la posibilidad de elegir a personas positivas para nuestra vida, de cómo gestionar las turbulencias de las emociones, y de otras muchas cosas que permitieron bajar las pulsaciones y calmar la mente. Nuestro ahora sí adolescente miraba por fin con otros ojos.
Gracias también a los profesores con los que teníamos actividad ese día pudimos entrar con él a las respectivas clases, una de ellas era la suya propia, y la verdad es que verlo participar activo y consciente del buen uso de su libertad fue el mejor pago a nuestra labor. Estas cosas son las que día a día nos impulsan a seguir y seguir a pesar de la gravilla en el camino, ya lo creo que sí. 
 
En las fotos, momentos de la actividad "Convivencia en el Aula" donde empleamos la técnica de "El ovillo" con alumnos de 1° de la ESO, y 1° de Formación Profesional Básica. También aparecen instantáneas de nuestro paseo posterior por la playa de la Patacona para disfrutar, cerquita del mar, intercambiando las sensaciones de lo vivido y planteando nuevos modos compartidos de intervención.

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